Se encuentra en una gran zona de valor etnográfico: un camino de piedras, un paisaje del río Poldras y de los antiguos lavaderos naturales y vestigios del fuerte carácter local/social y de la utilidad de la zona.
En otros tiempos la gente lo frecuentaba cotidianamente: las mujeres se acercaban con tinas de cinc en la cabeza llenas de ropa (muy típico de Galicia), los hombre con la hoz limpiaban la ribera del río y los aledaños. El camino y el paisaje de Poldras facilitaba las mejores condiciones territoriales y orográficas de comunicación entre los pueblos.
Los lavaderos, construcciones al aire libre creados para el lavado de ropa a mano, están muy extendidos por la geografía gallega y se localizan donde está presente el agua como los molinos y próximos a lugares habitados. Los más habituales necesitan embalsar agua en estanques y en muchas ocasiones forman parte del conjunto que encabeza la fuente donde se encuentran la pilas y los pilones.
El tipo del que disponemos en este lugar es de los más antiguos, construído a orilla del riachuelo usa el agua que discurre naturalmente por este. Solamente disponían de unas rampas de piedra del país, que permitían a las mujeres arrodillarse para el lavado de la ropa. Quién le diría a estos lavaderos naturales de piedra testigos de muchas conversaciones, cantares y leyendas, que la soledad y la maleza los cubriría ...
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