15 marzo 2018

Mazo de Santa Comba (Lugo)


En el territorio de la Reserva de la Biosfera Tierras del Miño, declarada por la Unesco en diciembre del 2002, podemos conocer excepcionales modelos de convivencia armónica entre el hombre y la naturaleza, como el Conjunto Etnográfico del Mazo de Santa Comba. Este territorio protegido comprende unas 363.000 Ha, de 26 municipios lucenses, ocupando el 39% de la provincia.

Ofrece un paisaje dominado por el agua que fluye desde las sierras que circundan la Reserva para cruzar el territorio con un ritmo marcado por la orografía de la planicie de Terra Chá, que favorece la formación de valiosos ecosistemas ligados a la abundancia de recursos hídricos.

Situado a orillas del río Chamoso, este conjunto etnográfico está integrado por varias edificaciones construídas artesanalmente en las que el agua es empleda como fuerza motriz para los mecanismos del molino, el mazo, la sierra y la muela de afilar e incluso para generar energía eléctrica.



La presa:
La presa es el muro que para el agua en el río para que quede almacenada y pueda ser desviada a los rodicios que ponen en funcionamiento los mecanismos hidráulicos, garantizando la disponibilidad de agua con idependencia del canal del río. Está construída en manpostería colocada en forma de cuña sobre su cara más superficial. En la construcción original no se usó argamasa de ningún tipo para asentar las piedras.

La escalera de remonte actual es una construcción moderna. Son pequeñas piscinas de piedra con desagües colocadas consecutivamente a diferentes alturas, para que los peces puedan salvar el desnivel de la presa en el remonte en la época de desove.


Tomas de agua:
El agua entra por cuatro bocas en la parte inferior del edifico. El caudal es regulado por una mayor o menor apertura de la compuerta. La boca más próxima al río abastece la "pesqueira" un canal donde es retenida la pesca. Las dos siguientes abastecen al edificio del molino y dirigen el agua cara los canales de los rodicios que accionan las ruedas y perneras en la sala de moler.

La más próxima a la tierra dirige el agua a un bandazo intermedio que la redistribuye nuevamente. Desde debajo del edificio del molino sale un canal que lleva agua al bandazo pequeño desde el que se libera para liberar al rodicio de la sierra y la tromba de agua del mazo. Desde aquí sale un canal para el regadío de la zona hoy en día en dehuso.

En el bandazo intermedio hay una compuerta que deja pasar el agua al rodicio de la muela de afilar y un tapón que la libera encima del rodicio del mazo. La velocidad en el giro de los rodicios se regulaba desde los propios espacios de trabajo.



El camino del río Chamoso:
El sonido del río Chamoso nos guía en esta ruta por la orilla izquierda, con diferente intensidades. Ya cruzado el puente al lado del Mazo, dejamos de frente el camino que nos dirige a la vía del tren y encaminándonos cara a la derecha emprendiendo una senda a través del bosque de ribera poblado por almendros, abedules y robles y entre ellos arbustos de tojos y xestas, mayormente. Podremos ver pinares y abetos, así como otras sp botánicas esparcidas por el bosque y los prados de cultivo o de pasto.


Por el camino podremos observar muros y árboles, senderos entre los matorrales de zarzas y rastros de fauna silvestre, como corzos, jabalís, zorros, además de un montón de sp de aves que podremos localizar poniendo atención a sus cantos.

Durante el recorrido divisaremos varias presas, puentes y antiguos molinos, así como un aserradero de piedra hoy en día en abandonado.

Nuestra ruta acaba en un puente que cruza un regato, afluente del río Chamoso, aunque el viejo camino llega hasta la desembocadura del río Miño.


Conjunto etnográfico:
El conjunto artesanal es obra de José Ferreiro Rivera, que amplió un viejo molino con mazo, a la sierra y otros ingenios de accionamiento hidráulico, consiguiendo crear en Mazo una industria de gran éxito, que abastecía los aperos de de labranza y sus labradores.

En el Mazo de Santa Comba podemos imaginar la capacidad de trabajo técnico y manual de antaño, cuando los artesanos eran también ingenieros que sabían aprovechar la fuerza de la naturaleza en una relación provechosa y respetuosa para ambos.

Señal de esta perfecta sinergía entre el ser humano y la naturaleza es un paisaje natural en la que está enclavada al Mazo: Bosques de ribera poblados por almendros, robles y otras muchas más sp botánicas que acogen a la fauna silvestre presente en este emplazamiento privilegado.

El Mazo fue recuperado en el 2002, que inició un proceso de rehabilitación en el marco de las acciones para la puesta en valor de la Reserva de la Biosfera Tierras del Miño.

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